El famoso Punto G

Se ha hablado muchas veces sobre la existencia o no del punto G y sobre su ubicación exacta dentro de la vagina; pues bien, vayamos por partes.

El punto G recibe su nombre gracias al médico alemán que lo descubrió en 1950: Ernst Gräfenberg.

¿Qué es el Punto G?

Lo primero que debemos aclarar, es que no se trata de un punto o de un botón que al tocarlo haga que nos volvamos locas de placer. Se trata de una zona con un tacto rugoso situada en la cara superior de la vagina, más o menos a unos 3 o 4 centímetros de su entrada.

Para poder notar el abultamiento de dicha zona, ésta debe ser estimulada en diferentes movimientos y presiones, según la mujer… sabremos que lo estamos estimulando correctamente cuando tengamos la sensación de querer orinar, sensación que muchas mujeres han descrito alguna vez.

Así pues, si no hay excitación y estimulación, el punto G no se manifestará.

En cuanto a su tamaño puede variar bastante de una mujer a otra, digamos que su tamaño se encuentra entre menos de un centímetro y hasta tres centímetros. Su tamaño no depende en ningún caso del grado de sensibilidad.

Pero ¡ojo al dato!

Hay muchas mujeres que se sienten frustradas y presionadas porque dicen no encontrar dicho punto por muchas veces que lo intentan y lo buscan. Pues bien, al igual que puede haber diversos tamaños de esta zona, también se puede dar que sea completamente inexistente, dado que el punto G no es una estructura anatómica.

Por tanto, la mujer no tiene que centrarse y presionarse con la búsqueda de la sensación perfecta que muchas veces se ha mitificado sobre este “punto”; pues tenemos que recordar que sí tenemos un claro botón del placer y que todas poseemos es: el clítoris, como ya sabemos éste es la base de cualquier orgasmo... Aparte de las tantísimas zonas erógenas, de las que ya hemos hablado en otras publicaciones y que sólo recorriendo nuestro cuerpo podremos descubrir y disfrutar de ellas.

Pero bueno chicas, si os pica la curiosidad y os apetece explorar vuestro cuerpo a solas o en pareja siempre podéis probar (¡sin obsesionaros!).

masturbación y cómo estimular el punto G

Como intentar estimular el Punto G

Podéis tumbaros relajadamente sobre la cama, y bajo de las nalgas colocaros una almohada o un par cojines que hagan que nuestra pelvis quede elevada, seguidamente os untáis los dedos con lubricante y también la vagina para proceder a la masturbación y la excitación.

Una vez excitadas, introducís los dedos y buscáis una zona aparentemente rugosa en la pared superior, sin presionar fuerte sino más bien de forma suave y combinándolo con movimientos de derecha a izquierda o viceversa, hacia atrás, en círculos… sin centraros mucho en la zona concretamente  sino en el conjunto. El resto de sensaciones seguidas que encontréis, como ya hemos dicho, depende de cada mujer.

A modo de conclusión

Podemos decir que la existencia o no del punto G no tiene que poseer ninguna relevancia para la mujer o su pareja, ni para conseguir relaciones eróticas satisfactorias y placenteras. Además, cuestionarse constantemente su existencia puede provocar algunos complejos, insatisfacciones, frustraciones y desilusiones que pueden afectar a la vida sexual.

Por favor, abre los ojos y no te obsesiones con esta zona, si la descubres y la posees pues ¡bienvenida sea! Pero lo más importante es que disfrutes plenamente de todo tu cuerpo y todas sus zonas, que no son pocas ;)

Podrás ayudarte para estimular el Punto G de juguetes y cosmética destinados a estimular la zona del Punto G.
  


Artículo by Judith Viudes (@PsicoSexologa) (febrero 2012)


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